EL LADO AMARGO DEL EDULCORANTE

Lo bajo en calorías no es sinónimo de saludable.

El edulcorante se inventó con el propósito de sustituir el azúcar como una alternativa que “engorda menos”. Muchísimos de los productos industrializados contienen en su composición algunos de estos sustitutos: sacarina, neotame, acesulfamo de potasio, aspartamo y sucralosa.
Este último es sacarosa tratada con cloro, y el cloro es carcinógeno (favorece la aparición de cáncer). Hay estudios que indican que es absorbida por la grasa, haciendo de sus consumidores propensos a la obesidad y diabetes.
El aspartamo está en el yogurt, las bebidas gaseosas, chicles, y muchos otros productos cotidianos. Es cancerígeno y tiene más reportes de efectos secundarios que cualquier otro aditivo alimenticio. Este veneno dulce ha sido investigado como una posible causa de tumores cerebrales, retardo mental, afecciones al nacer, epilepsia, enfermedad de Parkinson, fibromialgia, diabetes. Estudios sugieren que aumenta el riesgo de derrame cerebral, esclerosis y unas cuantas enfermedades más.
Recomendaciones:
Disminuir el consumo de azúcares.
Evitar comprar productos que en su composición lleven estos aditivos (ver etiqueta).
Reemplazar por miel, azúcar mascabo, u hojas de stevia.
No consumir productos que digan “libre de azúcar”, “dietético”, etc.