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Chía: pequeña pero poderosa
Aporta más hierro que la espinaca de Popeye y más calcio que la leche. En la cocina vegana, hasta reemplaza el huevo.
Las semillas de chía son pequeñas pero tienen 5 veces el calcio de la leche entera, aportan minerales como el boro que ayuda a la absorción del calcio en los huesos, 2 veces la cantidad de potasio de las bananas y 3 veces más antioxidantes que los arándanos. Proporciona grandes cantidades de omega 3, hierro, y varias vitaminas. Sí, un SUPERALIMENTO.
La chía es una gran aliada si queremos regular nuestro tránsito intestinal, ya que tiene un alto contenido de fibra que nos mantiene saciados y mejora el estreñimiento. Sus propiedades depurativas contribuyen a eliminar toxinas y a prevenir la oxidación celular. Regula la presión arterial debido a su elevado contenido en omega 3 (más que el salmón).
Tienen la capacidad de frenar el proceso en el cual nuestro cuerpo convierte los carbohidratos en azúcares simples, controlando los niveles de azúcar en sangre. Ideal para los pacientes con diabetes. Cuando entran en contacto con algún líquido, absorben entre 10 y 12 veces su peso en agua, ayudándonos a mantener una buena hidratación.
Recordá no consumir directamente las semillas, ya que pueden causar molestias digestivas, y nuestro cuerpo no podrá asimilar todas sus propiedades. La forma correcta de comer chía es mezclándola con agua o jugo natural.
Se la deja reposar entre 5 y 10 minutos y se formará un gel: mucílago. Lo podés poner en tus batidos, ensaladas o incluso guardarlo en la heladera. Su alto contenido de antioxidantes permite que se mantengan frescas sin perder su sabor, olor o valor nutritivo.
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