De inteligencia emocional ¿Cómo andamos?
Inteligencia emocional; No se nace, se hace.
La inteligencia emocional no es lo opuesto a la inteligencia racional, más bien, se complementan.
A lo largo de nuestra vida, nuestra inteligencia emocional, no es estable. Más bien la vamos formado y desarrollando.
Poder reconocer y controlar nuestras emociones nos ayudará a mejorar nuestra vida social, psíquica y física.
Ser inmutables ante cualquier situación, como si nada nos conmocionara, es muy poco sano, no es real.
El reconocimiento de nuestros sentimientos y emociones, y cómo nos influyen, implica no ocultar a los demás o a nosotros mismos lo que nos pasa.
Aprender a manejarlos evitará que tomemos decisiones en momentos de poca racionalidad y mucha emocionalidad, lo que a veces es contraproducente.
Comprender las emociones implica reconocer que son individuales, y por más que querramos compartirlas, nos conciernes sólo a nosotros mismos.
Es importante saber que si estamos pasando un momento difícil, no todo nuestro alrededor está mal también.
Es sano permitirse tener malos días sin llegar a negativizar o dramatizar todo.
Quién mejor que uno mismo para motivarse? Cuando sabemos enfocar nuestras emociones hacia nuestros objetivos, nos volvemos más positivos y evitamos concentrarnos en lo que nos obstaculiza.
La inteligencia emocional implica empatía, poder percibir al otro con sus sentimientos y emociones para poder conectar, comprender o sentirnos identificados.
Pero la verdadera inteligencia emocional está en saber tratar y comunicarnos con aquellas personas con las que no simpatizamos ni compartimos.
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